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viernes, 22 de noviembre de 2013

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 17

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HARRY POTTER Y LOS MÉTODOS DE LA RACIONALIDAD

Capítulo 17
Localizando la Hipótesis

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Esta era la roca de tu padre
"Esta," Dumbledore señaló, "era la roca de tu padre." Fuente original

Tú siempre has sido J. K. Rowling.

Nota histórica: En el calendario Romano, los "Idus" de un mes referido al día 15 de Marzo, Mayo, Julio, y Octubre, y al día 13 de todos los otros meses. (1)

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"Comienzas a ver el patrón, escucha el ritmo del mundo."

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Jueves.

Si querías ser específico, 7:24am en la mañana del Jueves.

Harry se estaba sentando en su cama, un libro de texto yaciendo flojamente en sus inmóviles manos.

Harry acababa de tener una idea para una verdaderamente brillante prueba experimental.

Significaría esperar una hora extra para el desayuno, pero para eso era que él tenía barras de cereal. No, esta idea absoluta y positivamente tenía que ser comprobada ya mismo, inmediatamente, ahora.

Harry puso el libro de texto a un lado, saltó de la cama, corrió alrededor de su cama, sacó el nivel caverna de su baúl, bajó las escaleras corriendo, y empezó a mover cajas de libros alrededor. (En serio que necesitaba desempacar y llenar las estanterías en algún punto pero él estaba en el medio de su concurso de lectura con Hermione y quedándose retrasado por lo que no tenía el tiempo.)

Harry encontró el libro que quería y corrió de regreso por las escaleras.

Los otros chicos se estaban preparando para bajar a desayunar en el Gran Comedor e iniciar el día.

"¿Discúlpame puedes hacer algo por mí?" preguntó Harry. Él estaba volteando páginas en el indice del libro mientras hablaba, halló la página con los primeros diez diez mil primos, abrió esa página, y le arrojó el libro a Anthony Goldstein. "Elige dos números de tres dígitos de esa lista. No me digas cuáles son. Sólo tienes que multiplicarlos entre ellos y dime el producto. Oh, ¿y puedes hacer el calculo dos veces para que lo rectifiques doblemente? Por favor asegúrate de que tienes la respuesta correcta, No estoy seguro de que va a pasarme a mí o al universo si haces un error de multiplicación."

Hablaba mucho sobre lo que había sido la vida en ese dormitorio los últimos días el que Anthony ni siquiera se molestara en preguntar algo como "¿Por qué me abordas tan repentinamente?" o "Eso parece realmente extraño, ¿cuáles son tus razones para preguntar?" o "¿A qué te refieres, no estás seguro de que va a pasar con el universo?"

Anthony aceptó sin palabras el libro y extrajo un pergamino y una pluma. Harry le dio la espalda y cerró los ojos, asegurándose de no ver nada, bailando hacia atrás y adelante y saltando arriba y abajo con impaciencia. Cogió un bloc de papel y un lapicero mecánico y se preparó para escribir.

"De acuerdo," Anthony habló, "Ciento ochenta y un mil, cuatrocientos veintinueve."

Harry escribió 181,429. Él repitió lo que acababa de escribir, y Anthony lo confirmó.

Luego Harry bajo a toda prisa dentro del nivel caverna de su baúl, miró su reloj (el reloj mostraba las 4:28 lo que quería decir 7:28) y luego cerró sus ojos.

Más o menos treinta segundos después, Harry escuchó el sonido de pasos, seguidos por el sonido del nivel caverna del baúl deslizarse al cerrarse. (Harry no estaba preocupado por sofocarse. Un Encantamiento automático de Ambientador era parte de lo que conseguías si estabas dispuesto a comprar un baúl realmente bueno. No era la magia maravillosa, no tenía que preocuparse sobre las facturas de electricidad.)

Y cuando Harry abrió sus ojos, él vio justo lo que había estado esperando ver, una pieza doblada de papel sobre el piso, el regalo de su futuro yo.

Llamen a la pieza de papel "Papel-2".

Harry arrancó una pieza de papel de su bloc.

Llama a ese "Papel-1". Era, por supuesto, la misma pieza de papel. Incluso podías ver, si lo veias de cerca, que los bordes irregulares coincidían.

Harry revisó en su mente el algoritmo que él seguiría.

Si Harry abría el Papel-2 y estaba en blanco, entonces él escribiría "101 x 101" en el Papel-1, lo doblaría, lo estudiaría por una hora, regresaría en el tiempo, botaría el Papel-1 (que por lo tanto se convertiría en el Papel-2), y abandonaría el nivel de caverna para unirse a sus compañeros de dormitorio para desayunar.

Si Harry abría el Papel-2 y tenía dos números escritos dentro, Harry multiplicaría aquellos números entre sí.

Si su producto era igual a 181,429, Harry escribiría aquellos dos números en el Papel-1 y enviaría el Papel-1 de regreso en el tiempo.

De otro modo Harry sumaría 2 al número en la derecha y escribiría el nuevo par de números en el Papel-1. A menos de que eso hiciera el número en la derecha más grande que 997, en cuyo caso Harry sumaría 2 al número en la izquierda y escribiría 101 en la derecha.

Y si el Papel-2 mostraba 997 x 997, Harry dejaría el Papel-1 en blanco.

Lo que significaba que el único bucle estable posible en el tiempo era uno en que el Papel-2 contuviera los dos factores primos de181,429.

Si esto funcionaba, Harry podría usarlo para recuperar cualquier clase de respuesta que fuera fácil de revisar pero difícil de encontrar. Él no solamente habría demostrado que P=NP una vez que tenías un Giratiempo, este truco era más general que eso. Harry podría usarlo para hallar las combinaciones en cerraduras con clave, o contraseñas de alguna clase. Tal vez incluso hallar la entrada de la Cámara de los Secretos de Slytherin, si Harry pudiera descubrir algún modo sistemático de describir todas las localizaciones en Hogwarts. Sería una trampa asombrosa incluso para los estándares de trampa de Harry.

Harry tomó el Papel-2 en su temblorosa mano, y lo desdobló.

En el Papel-2 se podía leer con una letra manuscrita ligeramente tambaleante:

NO TE METAS CON EL TIEMPO

Harry escribió "NO TE METAS CON EL TIEMPO" en el Papel-1 con una letra manuscrita ligeramente tambaleante, la dobló con pulcritud, y resolvió no hacer ningún experimento verdaderamente brillante sobre el Tiempo hasta que tuviera al menos quince años.

Hasta lo máximo que Harry conocía, ese había sido el resultado de un experimento más aterrador en toda la historia de la ciencia.

Había sido un tanto difícil para Harry concentrarse en leer su libro de texto durante la hora siguiente.

Así fue como el Jueves de Harry inició.


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Jueves.

Si querías ser especifico, 3:32pm del Jueves en la tarde.

Harry y todos los otros chicos de primer año salieron a un campo cubierto de hierba con Madam Hooch, de pie al lado del suministro de escobas de Hogwarts. Las chicas aprenderían a volar por separado. Aparentemente, por alguna razón, las chicas no querían aprender cómo volar en presencia de los chicos.

Harry había estado un poco desorientado todo el día. Simplemente no podía dejar de preguntar cómo ese bucle estable de tiempo en particular había sido seleccionado como tal, en retrospectiva, entre un amplio margen de posibilidades.

También: ¿seriamente, escobas? ¿Él iba a volar sobre, básicamente, un segmento de linea? ¿No era esa prácticamente la forma simple más inestable que podrías hallar, casi como intentar sujetar un punto en una canica? ¿Quién había seleccionado ese diseño para un dispositivo de vuelo, entre todas las posibilidades? Harry había estado esperando que solamente fuera una forma figurativa de hablar, pero no, ellos estaban de pie en frente de lo que se veía para todo el mundo como ordinarias escobas de madera para la cocina. ¿Se había quedado alguien obsesionado con la idea de las escobas y fallado en considerar algo más? Tenía que ser eso. No era posible que los diseños más óptimos para limpiar cocinas y volar terminaran por coincidir si los creabas sin influencia alguna.

Era un día despejado con un brillante cielo azul y un brillante sol que estaba suplicando meterse en tus ojos y hacerte imposible ver, si ibas a intentar volar alrededor del cielo. La tierra estaba perfecta y seca, oliendo positivamente horneada, y de algún modo se sentía muy, muy dura bajo los zapatos de Harry.

Harry siguió recordándose a si mismo que el más bajo común denominador esperado para niños de once años era aprender esto y por lo tanto no podía ser tan difícil.

"Pongan su mano derecha sobre su escoba, o mano izquierda si son zurdos," llamó Madam Hooch. "Y digan, ¡ARRIBA!"

"¡ARRIBA!" todos gritaron.

La escoba brinco ansiosa dentro de la mano de Harry.

Lo que lo puso como el primero de la clase, por una vez. Aparentemente pronunciar "¡ARRIBA!" era mucho más complicado de lo que se veía, y la mayoría de las escobas estaban rodando por el suelo o intentando avanzar un par de pulgadas hacia sus aspirantes a pilotos.

(Por supuesto Harry habría apostado su dinero a que Hermione lo había hecho al menos igual de bien cuando fue su turno para intentarlo, más temprano ese día. No era posible que hubiera algo que él pudiera dominar en el primer intento y que burlara a Hermione, y si lo había y resultaba que eso era montar escobas en lugar de cualquier cosa intelectual, Harry preferiría morir.)

Tomó un tiempo que todos consiguieran tener sus escobas en frente de ellos. Madam Hooch les mostró como montar y entonces caminaron por el campo, corrigiendo agarres y posturas. Aparentemente incluso entre los pocos niños a los que se les había permitido volar en casa, no se les había enseñado a hacerlo correctamente.

Madam Hooch inspeccionó el campo de chicos, y asintió. "Ahora, cuando sople mi silbato, ustedes patearan el suelo, con fuerza."

Harry trago saliva con fuerza, intentando calmar el sentimiento de mareo en su estómago.

"Mantengan sus escobas firmes, elévense unos cuantos metros, y luego vuelvan a bajar de inmediato inclinándose ligeramente hacia adelante. A mi silbato - tres - dos -"

Una de las escobas se disparó hacia el cielo, acompañada por los gritos de un chico joven - de horror, no de gusto. El chico estaba girando a un ritmo vertiginoso mientras ascendía, sólo podían vislumbrar a ratos su pálida cara -

Como si fuera en cámara lenta, Harry se estaba elevando en su propia escoba y rebuscando su varita, aunque realmente él no sabía que era lo que planeaba hacer, había tenido exactamente dos sesiones de Encantamientos y la última había sido sobre el Encantamiento Flotante pero Harry únicamente había sido capaz de lanzar el hechizo exitosamente una de cada tres veces y ciertamente él no era capaz de hacer levitar personas -

Si hay algún poder oculto en mi interior, ¡deja que se revele a si mismo AHORA!

"¡Regresa, chico!" gritó Madam Hooch (lo que tenía que ser la más inútil de las instrucciones imaginables para lidiar con una escoba fuera de control, viniendo de un instructor de vuelo, y una sección completamente automática del cerebro de Harry agregó a la Madam Hooch a su lista de tontos).

Y el chico se cayó de la escoba.

Parecía moverse muy lentamente a través del aire, al principio.

"¡Wingardium Leviosa!" exclamó Harry.

El hechizo falló. Pudo sentir que fallaba.

Hubo un golpe sordo y un distante sonido crujiente, y el chico yaciendo bocabajo sobre una pila de hierba.

Harry enfundó su varita y corrió hacia allá a toda velocidad. Llegó al lado del chico al mismo tiempo que Madam Hooch, y Harry cogió su monedero e intentó recordar oh dios cuál era el nombre no importa él sólo intentaría "¡Conjunto de Sanación!" y saltó dentro de su mano y -

"Muñeca rota," Madam Hooch anunció. "¡Cálmate, chico, sólo tiene una muñeca rota!"

Hubo una especie de sacudida mental cuando la mente de Harry logró salir del Modo de Pánico.

El Conjunto de Sanación de Emergencia Plus yacía abierto en frente suyo, y había una jeringa de fuego liquido en la mano de Harry, lo que habría logrado mantener el cerebro del chico oxigenado si acaso se hubiera roto el cuello.

"Ah..." Harry exhaló con desfallecida voz. Su corazón estaba retumbando tan fuerte que casi no podía escucharse a si mismo jadeando por respirar. "Hueso roto... de acuerdo... ¿Cuerdas Ajustables?"

"Eso es únicamente por emergencias," espetó Madam Hooch. "Guárdalo, él está bien." Ella se paro a un lado del chico, ofreciéndole una mano. "Vamos, chico, todo está bien, ¡arriba!"

"¿De verdad no va a hacerlo montar la escoba de nuevo?" Harry preguntó con horror.

Madam Hooch le envió a Harry una mirada feroz. "¡Por supuesto que no!" Ella jaló al chico por su brazo bueno para ponerlo de pie - Harry vio con sorpresa que era Neville Longbottom de nuevo, ¿qué pasaba con él? - y ella se volteó hacia todos los expectantes niños. "¡Ninguno de ustedes debe moverse mientras llevo este chico al ala de hospital! Dejen esas escobas en donde están o estarán por fuera de Hogwarts antes de que puedan decir 'Quidditch.' Vamos, querido."

Y Madam Hooch salió caminando con Neville, quien estaba sujetando su muñeca e intentando calmar su lloriqueo.

Cuando ya no se pudieron escuchar, uno de los Slytherins soltó una risita.

Eso hizo explotar a los otros.

Harry se volteó y los miró. Era un buen momento para memorizar algunos rostros.

Y Harry vio que Draco estaba caminando hacia él, acompañado por el Sr. Crabbe y el Sr. Goyle. El Sr. Crabbe no estaba sonriendo. El Sr. Goyle decididamente lo estaba. El mismo Draco estaba vistiendo una controlada cara que se retorcía ocasionalmente, de lo que Harry había inferido que Draco pensaba que er gracioso pero no veía ventaja política para ser ganada al reírse ahora en lugar de hacerlo más adelante en los calabozos de Slytherin.

"Bien, Potter," Draco comentó en voz baja, aún con esa cara muy controlada que estaba retorciéndose ocasionalmente, "Sólo quería decir que, cuando tomas ventaja de las emergencias para demostrar liderazgo, tú te quieres ver como si estuvieras en total control de la situación, en vez de, por ejemplo, entrar en completo pánico." El Sr. Goyle se rió, y Draco le dirigió una mirada de reprimenda. "Pero probablemente anotaste unos cuantos puntos de todos modos. ¿Necesitas alguna ayuda reuniendo ese kit de sanador?"

Harry se volteó a ver el Conjunto de Sanación, lo que alejó su propia cara de la de Draco. "Creo que estoy bien," Harry contestó. Puso la jeringa de vuelta en su lugar, restableció los pestillos, y se levantó.

Ernie Macmillan llegó justo cuando Harry estaba retornando el conjunto de regreso al monedero de piel de moke.

"Gracias, Harry Potter, en nombre de Hufflepuff," Ernie Macmillan pronunció formalmente. "Fue un buen intentó y una buena idea."

"Una buena idea en efecto," dijo Draco arrastrando las palabras. "¿Por qué nadie más en Hufflepuff tuvo sus varitas afuera? Quizá si todos ustedes hubieran ayudado en lugar de solamente Potter, lo podrían haber atrapado. ¿Creía que los Hufflepuffs eran dados a permanecer juntos?"

Ernie lo vio como si estuviera dividido entre ponerse enojado y querer morir de la vergueza. "No pensamos en ello a tiempo -"

"Ah," interrumpió Draco, "no pensaron en ello, supongo que por eso es mejor tener un Ravenclaw como amigo que a todos los de Hufflepuff."

Oh, demonios, cómo se suponía que Harry iba a manejar esto... "No estás ayudando," Harry expresó con un tono dócil. Esperando que Draco lo interpretaría eso como tú estás interfiriendo con mis planes, por favor cállate.

"¿Oigan, qué es esto?" cuestionó el Sr. Goyle. Se paró en la hierba y recogió algo más o menos del tamaño de una canica, una bola de vidrio que se veía como si estuviera llena de una arremolinada niebla blanca.

Ernie parpadeó. "¡La Recordadora de Neville!"

"¿Qué es una Recordadora?" preguntó Harry.

"Se pone roja si has olvidado algo," Ernie respondió. "No te dice qué olvidaste, sin embargo. Dámela, por favor, y yo se la entregaré a Neville después." Ernie extendió su mano.

Una inesperada mueca iluminó la cara del Sr. Goyle cuando él se volteó y salió corriendo.

Ernie se quedó quieto durante un momento de sorpresa, y luego gritó "¡Oye!" y persiguió al Sr. Goyle.

Y el Sr. Goyle agarró una escoba, saltó con un fluido movimiento y la llevó al aire.

A Harry se le cayó la mandíbula. ¿No había jurado Madam Hooch que eso haría que lo expulsaran?

"¡Ese idiota!" Draco siseó. Abrió su boca para gritar -

"¡Oye!" gritó Ernie. "¡Eso es de Neville! ¡Devuélvelo!"

Los Slytherins comenzaron a animar y a silbar.

La boca de Draco se cerró. Harry vio la repentina mirada de indecisión en su rostro.

"Draco," Harry explicó en un tono bajo, "si no le ordenas a ese idiota que regrese al suelo, la profesora va a regresar y -"

"Ven por ella, Hufflepuffle! " replicó el Sr. Goyle, y un gran silbido surgió de los Slytherins. (2)

"¡Yo no puedo!" susurró Draco. "¡Todos en Slytherin pensaran que soy débil! "

"Y si el Sr. Goyle es expulsado," siseó Harry, "¡tu padre va a pensar que eres un tarado!"

El rostro de Draco se retorció en agonía.

En ese momento -

"Oye, Slytherslime," retó Ernie, "¿nadie te dijo que los Hufflepuffs permanecen juntos? ¡Varitas afuera, Hufflepuff!" (3)

Y hubo súbitamente todo un montón de varitas apuntando en la dirección del Sr. Goyle.

Tres segundos después -

"¡Varitas afuera, Slytherin!" corearon como cinco diferentes Slytherins.

Y hubo todo un montón de varitas apuntando en la dirección de Hufflepuff.

Dos segundos después -

"¡Varitas afuera, Gryffindor!"

"¡Has algo, Potter!" susurró Draco. "¡Yo no puedo ser el que detenga esto tienes que ser tú! ¿Te deberé un favor sólo piensa algo no se supone que eres brillante?"

En más o menos cinco segundos y medio, se dio cuenta Harry, alguien iba a lanzar el Maleficio Sumerio de Golpe Simple y para cuando hubiera terminado y los profesores hubieran terminado de expulsar gente los únicos chicos que quedarían de su año serían Ravenclaws.

"¡Varitas afuera, Ravenclaw!" llamó Michael Corner quien aparentemente se estaba sintiendo dejado a un lado del desastre.

"¡GREGORY GOYLE!" estalló Harry. "¡Te reto a un concurso por la posesión de la Recordadora de Neville!"

Hubo una brusca pausa.

"¿Oh, de verdad?" intervino Draco en el más ruidoso arrastre de palabras que Harry hubiera escuchado jamás. "Eso suena interesante. ¿Qué clase de concurso, Potter?"

Eh...

"Concurso" había sido tan lejos como la inspiración de Harry había llegado. Qué tipo de concurso, él no podía proponer "ajedrez" porque Draco no sería capaz de aceptarlo sin que se viera extraño, él no podía proponer "echar un pulso" porque el Sr. Goyle lo destrozaría - (4)

"¿Qué tal esto?" Harry planteó en voz alta. "Gregory Goyle y yo estaremos alejados uno del otro, y no se permite que nadie más se acerque a ninguno de nosotros. No usaremos nuestras varitas y tampoco lo puede hacer nadie más. Yo no me muevo de donde estoy ubicado, y tampoco lo hace él. Y si puedo ponerle mis manos encima a la Recordadora de Neville, entonces Gregory Goyle renuncia a todas sus reclamaciones a esa Recordadora que él está sosteniendo y me la dará a mí."

Hubo una pausa mientras los rostros de alivio de las personas se transmutaban en confusión.

"¡Ja, Potter!" exclamó Draco con fuerza. "¡Me gustaría verte hacer eso! ¡El Sr. Goyle acepta!"

"¡Adelante!" celebró Harry.

"¿Potter, qué? " murmuró Draco, lo que de algún modo hizo sin mover sus labios.

Harry no sabía cómo responder sin mover los suyos.

Las personas estaban bajando sus varitas, y el Sr. Goyle descendió con gracia al suelo, vi endose harto confundido. Algunos Hufflepuffs se fueron hacia el Sr. Goyle, pero Harry les lanzó una desesperada mirada de plegaria y ellos retrocedieron.

Harry camino hacía el Sr. Goyle y se detuvo a unos cuantos pasos, lo suficientemente lejos para que ellos no se pudieran tocar el uno al otro.

Lentamente, deliberadamente, Harry guardó su varita.

Todos los demás retrocedieron.

Harry tragó saliva. Sabía en lineas general lo que quería hacer, pero tenía que ser hecho de tal modo que nadie entendiera lo que él había hecho -

"De acuerdo," Harry dijo en voz alta. "Y ahora..." Respiró profundamente y alzó una mano, los dedos listos para chasquear. Hubo jadeos de quienes habían escuchado sobre los pasteles, que eran prácticamente todos. "¡Convocó la locura de Hogwarts! ¡Feliz feliz retumbo retumbo pantano pantano pantano!" Y Harry chasqueó sus dedos.

Varias personas se estremecieron.

Y nada pasó.

Harry dejó que el silencio de alargara por un rato, desarrollándose, hasta...

"Mmm," alguien dijo. "¿eso es todo?"

Harry miró al chico que había hablado. "Ve en frente de ti. ¿Ves ese parche de tierra que se ve árido, sin ninguna hierba?"

"Um, sí," respondió el chico, un Gryffindor (¿Dean algo?).

"Excava ahí."

Ahora Harry estaba recibiendo muchas miradas extrañadas.

"Este, ¿por qué?" cuestionó Dean algo.

"Sólo hazlo," opinó Terry Boot con una voz fatigada. "No hay punto en preguntarle por qué, confía en mí."

Dean algo se arrodillo y empezó a extraer el barro.

Tras un minuto más o menos, Dean se volvió a poner de pie. "No hay nada aquí," Dean anunció.

Oh. Harry había estado planeando regresar en el tiempo y enterrar un mapa del tesoro que llevaría a la Recordadora de Neville la cual el pondría allí tras obtenerla del Sr. Goyle...

Entonces Harry se dio cuenta de que había una forma más simple que no amenazaría tanto el secreto de los Giratiempos.

"¡Gracias, Dean!" Harry comentó en voz alta. "Ernie, ¿buscarías en el suelo por donde Neville cayó y ver si puedes encontrar la Recordadora de Neville?"

Todos se veían incluso más confundidos.

"Sólo hazlo," reiteró Terry Boot. "Lo seguirá intentando hasta que algo funcione, y lo más aterrador es que -"

"¡Merlín!" chilló Ernie. Él estaba sosteniendo la Recordadora de Neville. "¡Está aquí! ¡Justo donde se cayó!"

"¿Qué?" clamó el Sr. Goyle. Miró hacia abajo y vio...

...que él aún estaba sujetando la Recordadora de Neville.

Hubo una pausa bastante larga.

"Eh," interrogó Dean algo, "eso no es posible, ¿o sí?"

"Es un hueco en la trama," explicó Harry. "Me hice a mí mismo lo suficientemente raro como para distraer el universo por un momento y se olvidó de que Goyle ya había recogido la Recordadora."

"No, espera, quiero decir, eso es totalmente no posible -"

"Disculpen, ¿no estamos todos aquí de pie esperando volar en escobas? Sí lo estamos. Así que a callar. Como sea, una vez que ponga mis manos sobre la Recordadora de Neville, el concurso ha terminado y Gregory Goyle tiene que renunciar a todos sus reclamos sobre la Recordadora que él está sujetando y dármela a mí. Esos fueron los términos, ¿recuerdan?" Harry estiró una mano y le hizo señas a Ernie. "Nada más haz que ruede hasta aquí, ya que no se supone que nadie se acerqué hasta mí, ¿de acuerdo?"

"¡Un momento!" gritó un Slytherin - Blaise Zabini, Harry no era propenso a olvidar ese nombre. "¿Cómo sabemos que esa es la Recordadora de Neville? Tú pudiste solamente tirar otra Recordadora allí -"

"El Slytherin es fuerte en él," Harry bromeó, sonriendo. "Pero tienes mi palabra de que la que está sosteniendo Ernie es de Neville. No hay comentarios sobre la que Gregory Goyle está sujetando." (5)

Zabini se volteó hacia Draco. "¡Malfoy! No vas a dejar que se salga con la suya -"

"Tú, cállate," ladró el Sr. Crabbe, de pie detrás de Draco. "¡El Sr. Malfoy no necesita que le digas que hacer!"

Buen secuaz.

"Mi apuesta fue con Draco, de la Noble y Más Antigua Casa de Malfoy," Harry habló. "No contigo, Zabini. He hecho lo que el Sr. Malfoy quería verme hacer, y en cuanto al juicio de la apuesta, le dejo eso al Sr. Malfoy." Harry inclinó su cabeza hacia Draco y alzó sus cejas ligeramente. Eso debía permitirle a Draco salvar las apariencias lo suficiente.

Hubo una pausa.

"¿Tú prometes que de hecho esa es la Recordadora de Neville?" Draco preguntó.

"Sí," Harry respondió. "Esa es la que regresará a Neville y que era suya originalmente. Y la que Gregory Goyle esta sujetando es para mí."

Draco asintió, viéndose decidido. "No pondré en duda la palabra de la Noble Casa de Potter, entonces, sin importar qué tan raro haya sido todo esto. Y la Noble y Más Antigua Casa de Malfoy mantiene su palabra también. Sr. Goyle, dele eso al Sr. Potter -"

"¡Oye!" Zabini protestó. "Él no ha ganado aún, él no ha puesto sus manos sobre -"

"¡Cógela, Harry!" dijo Ernie, y le arrojó la Recordadora.

Harry atrapó fácilmente la Recordadora en el aire, siempre había tenido buenos reflejos para eso. "Listo," concluyó Harry, "yo gano..."

Harry se fue quedando callado. Todas las conversaciones de detuvieron.

La Recordadora estaba resplandeciendo con un rojo brillante en sus manos, destellando como un sol miniatura que arrojaba sombras sobre la tierra a plena luz del día.

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Jueves.

Si querías ser especifico, 5:09pm de la tarde del Jueves, en la oficina de la Profesora McGonagall, después de la clase de vuelo. (Con una hora extra para Harry deslizarse dentro de ella.)

La Profesora McGonagall sentada en su taburete. Harry en el asiento caliente en frente del escritorio.

"Profesora," Harry afirmó con firmeza, "¡Slytherin estaba apuntando sus varitas a Hufflepuff, Gryffindor estaba apuntando sus varitas a Slytherin, algún idiota llamó varitas afuera en Ravenclaw, y yo tuve quizá cinco segundos para evitar que todo estallara hasta el cielo! ¡Fue todo en lo que pude pensar!"

La cara de la Profesora McGonagall estaba cansada y enojada. "¡Usted no debe usar el Giratiempo de ese modo, Sr. Potter! ¡Es el concepto de secreto algo que usted no entiende?"

"¡Ellos no saben cómo lo hice! ¡Ellos nada más piensan que yo realmente puedo hacer cosas extrañas al chasquear mis dedos! ¡He hecho otras cosas extrañas que no pueden ser hechas ni siquiera con el Giratiempo, y yo haré más cosas como esa, y este caso no va a sobresalir! ¡Tenía que hacerlo, Profesora!"

"¡Usted no tenía que hacerlo!" espetó la Profesora McGonagall. "¡Todo lo que necesitabas hacer era poner a este Slytherin anónimo de vuelta al suelo y guardar las varitas! ¡Usted pudo haberlo retado a un juego de Snap Explosivo pero no, usted tenía que usar el Giratiempo en un modo flagrante e innecesario!"

"¡Fue todo en lo que puede pensar! ¡Ni siquiera sé que el Snap Explosivo es, ellos no habrían aceptado un juego de ajedrez y de haber escogido echar un pulso habría perdido!"

"¡Entonces usted debió haber escogido echar un pulso!"

Harry parpadeó. "Pero es ese caso yo habría perdido -"

Harry se detuvo.

La Profesora McGonagall se veía muy enojada.

"Lo siento, Profesora McGonagall," Harry se disculpó en voz baja. "Honestamente no pensé en ello, y usted tiene la razón, tendría que haberlo hecho, habría sido brillante si yo lo hubiera hecho, pero simplemente no se me ocurrió..."

La voz de Harry se fue apagando. Fue bruscamente aparente para él que tuvo muchas más opciones. Podría haberle pedido a Draco sugerir algo, se lo podría haber pedido a la multitud... su uso del Giratiempo había sido flagrante e innecesario. Hubo un espacio gigante de posibilidades, ¿por qué sólo había escogido esa?

Porque había visto una forma para ganar. Ganar posesión de un nada importante artilugio que los profesores habrían recuperado del Sr. Goyle de todos modos.

La intención de ganar. Eso era lo que lo había vencido.

"Lo siento," Harry repitió. "Por mi orgullo y mi estupidez."

La Profesora McGonagall pasó una mano a través de su frente. Algo de su ira pareció disiparse. Pero su voz aún salió con mucha dureza. "Una muestra más como esta, Sr. Potter, y usted tendrá que devolver ese Giratiempo. ¿Me hago entender con suficiente claridad?"

"Sí," Harry contestó. "Lo entiendo y lo lamento."

"Entonces, Sr. Potter, se le permitirá conservar el Giratiempo por ahora. Y considerando el tamaño del debacle que usted, de hecho, evitó, no reduciré ningún punto de Ravenclaw."

Además usted no podría explicar por qué redujo los puntos. Pero Harry no era lo suficientemente tonto para decir eso en voz alta.

"Más importante, ¿por qué la Recordadora se puso así?" Harry cuestionó. "¿Significa que he sido Desmemorizado?"

"Eso me intriga también," la Profesora McGonagall habló despacio. "si fuera así de simple, creo que las cortes usarían Recordadoras, y no lo hacen. Lo investigaré, Sr. Potter." Ella suspiró. "Se puede retirar ahora."

Harry empezó a levantarse de su silla, luego se detuvo. "Um, lo siento, tenía algo más que quería contarle -"

Difícilmente podías ver el titubeo. "¿De qué se trata, Sr. Potter?"

"Es sobre el Profesor Quirrell -"

"Estoy segura, Sr. Potter, que no es nada de importancia." La Profesora McGonagall pronunció las palabras con gran apuro. "¿Seguramente escuchó al Director decirle a los estudiantes que ustedes no tendrían que molestarnos con quejas sin importancia sobre el Profesor de Defensa?"

Harry estaba bastante confuso. "Pero esto podría ser importante, ayer yo tuve esta repentina sensación de perdición cuando -"

"¡Sr. Potter! ¡Yo también tengo una sensación de perdición! ¡Y mi sensación de perdición está sugiriendo que usted no debería terminar esa frase!"

A Harry se le quedó la boca abierta. La Profesora McGonagall había tenido éxito; Harry estaba sin palabras.

"Sr. Potter," continuó la Profesora McGonagall, "si usted ha descubierto algo que pueda ser interesante sobre el Profesor Quirrell, por favor siéntase libre de no compartirlo conmigo o con nadie más. Ahora creo que usted me ha quitado suficiente de mi valioso tiempo -"

"¡Usted no es así!" Harry estalló. "¡Lo siento pero esto parece increíblemente irresponsable! Por lo que he escuchado hay una especie de maldición sobre la posición de Defensa, y si usted ya sabe que hay algo que está mal, yo hubiera creído que estarían prevenidos -"

"¿Está mal, Sr. Potter? Yo ciertamente espero que no." La cara de la Profesora McGonagall no tenía expresiones. "Después de que el Profesor Blake fue atrapado en un armario con no menos que tres Slytherins de quinto año el pasado Febrero, y un año antes de eso, el Profesor Summers falló tan completamente como un educador que las estudiantes pensaron que un boggart era una clase de mueble, sería catastrófico si algún problema con el extraordinariamente competente Profesor Quirrell llamará mi atención en este momento, y me atrevo a pensar que la mayoría de nuestros estudiantes fallarían sus T.I.M.O. y sus E.X.T.A.S.I.S. de Defensa."

"Ya veo," Harry expresó lentamente, absorbiéndolo todo. "Así que en otras palabras, lo que sea que este mal con el Profesor Quirrell, usted desesperadamente no quiere saberlo hasta el final del año escolar. Y ya que estamos en Septiembre, él podría asesinar al Primer Ministro en televisión en vivo y salirse con la suya en cuanto a usted le concierne."

La Profesora McGonagall lo observó sin pestañear. "Tengo la certeza de que yo nunca seré escuchada aprobando tal declaración, Sr. Potter. En Hogwarts nos esforzarnos por ser pro-activos con respecto a cualquier cosa que amenace la realización educacional de nuestros estudiantes."

Como los Ravenclaws de primer año que no pueden mantener sus bocas cerradas. "Creo que la entiendo completamente, Profesora McGonagall."

"Oh, lo dudo, Sr. Potter. Lo dudo muchísimo." La Profesora McGonagall se inclinó hacia adelante, su cara endureciéndose otra vez. "Ya que usted y yo hemos discutido asuntos mucho más sensibles que este, le hablaré con franqueza. Usted, y nadie más que usted, ha reportado esta misteriosa sensación de perdición. Usted, y nadie más que usted, es un magneto caótico de una clase que yo nunca había visto. Tras nuestro pequeño viaje de compras al Callejón Diagon, y luego el Sombrero Seleccionador, y luego el pequeño episodio de hoy, puedo ver muy bien que estoy destinada a sentarme en la oficina del Director y escuchar algún divertido cuento sobre el Profesor Quirrell en el cual usted y nadie más que usted juega un rol de protagonista, tras el cual no habrá otra opción excepto despedirlo. Ya estoy resignada a ello, Sr. Potter. Y si ese triste evento toma lugar antes de los Idus de Mayo, lo colgaré a la entrada de Hogwarts usando sus propios intestinos e introduciré abejas de fuego dentro de su nariz. ¿Ahora me entiende completamente?"

Harry asintió, sus ojos muy abiertos. Entonces, tras un segundo, "¿Qué recibo si puedo hacer que pase en el último día del año escolar?"

"¡Salga de mi oficina!"

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Jueves.

Algo tenía que haber con los Jueves en Hogwarts.

Eran las 5:32pm del Jueves en la tarde, y Harry estaba de pie al lado del Profesor Flitwick, en frente de la gárgola de piedra que guardaba la entrada de la oficina del Director.

Apenas había regresado de la oficina de la Profesora McGonagall hacia los cuartos de estudio de Ravenclaw cuando uno de los estudiantes le contó que se reportara en la oficina del Profesor Flitwick, y allí Harry se enteró que Dumbledore quería hablar con él.

Harry, sintiéndose harto aprehensivo, le había preguntado al Profesor Flitwick que si el Director le había contado de que se trataba.

El Profesor Flitwick se había encogido de hombros de un modo impotente.

Aparentemente Dumbledore he había dicho que Harry aún era demasiado joven para invocar las palabras de poder y locura.

¿Feliz feliz retumbo retumbo pantano pantano pantano? Harry lo pensó pero no lo dijo en voz alta.

"Por favor no se preocupe demasiado, Sr. Potter," chilló el Profesor Flitwick de algún lugar cerca de donde estaban los hombros de Harry. (Harry estaba agradecido de la gigantesca barba hinchada del Profesor Flitwick, era difícil acostumbrarse a un Profesor que no solamente era más bajo que él pero además hablaba con una voz más aguda.) "El Director Dumbledore puede parecer un poco raro, o muy raro, o incluso extremadamente raro, pero él nunca a herido a un estudiante de modo alguno, y no creo que nunca lo vaya a llegar a hacer." El Profesor Flitwick le dio a Harry una sonrisa alentadora. "¡Sólo ten eso en mente todo el tiempo y de seguro no entraras en pánico!"

Esto no estaba ayudando.

"¡Buena suerte!" chilló el Profesor Flitwick, y se acercó a la gárgola y murmuró algo que Harry falló en escuchar del todo. (Por supuesto, la contraseña no sería buena si podías escuchar a cualquiera pronunciándola.) Y la gárgola de piedra se hizo a un lado con un natural y muy ordinario movimiento que Harry encontró muy perturbador, porque la gárgola aún se veía solida, inamovible piedra todo el tiempo.

Detrás de la gárgola había una escalera ascendente en espiral. Había algo abrumadoramente hipnótico sobre ello, e incluso más perturbador que la espiral giratoria no te debería llevar a ningún lugar.

"¡Sube adelante!" chilló Flitwick.

El muy nervioso Harry se paró en la espiral, y se encontró a si mismo, por alguna razón que su cerebro no pudo ni tan siquiera visualizar, moviéndose hacia adelante.

Detrás de él la gárgola regreso a su lugar con un golpe seco, y la escalera espiral siguió girando y Harry siguió siendo elevado, y tras un momento más bien vertiginoso, Harry se encontró a si mismo en frente de una puerta de roble con una aldaba de un Grifo de cobre.

Harry se estiró y giró el pomo de la puerta.

La puerta se abrió en su totalidad.

Y Harry vio el cuarto más interesante que jamás había visto en su vida.

Había pequeños mecanismos metálicos que zumbaban o cloqueaban o cambiaban de forma lentamente o emitían pequeñas bocanadas de humo. Había docenas de fluidos misteriosos en docenas de contenedores con forma extraña, todos burbujeando, hirviendo, supurando, cambiando de color, o alterándose en interesantes formas que desaparecían medio segundo después de que tú las veías. Había cosas que se veían como relojes con muchas manecillas, inscritos con números o en lenguajes irreconocibles. Había un brazalete sosteniendo un cristal lenticular que resplandecía con miles de colores, y un ave posada en lo alto de una plataforma dorada, y un vaso de madera lleno con algo que se veía como sangre, y una estatua de un halcón incrustada en esmalte negro. La pared estaba repleta de retratos de personas durmiendo, y el Sombrero Seleccionador estaba posicionado casualmente en una percha que también sostenía dos sombrillas y tres pantuflas rojas para el pie izquierdo. (6)

En el medio de todo ese caos había un pulcro escritorio de roble negro. Antes del escritorio había un taburete de roble. Y detrás del escritorio había un muy bien-acolchado trono conteniendo a Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, quien estaba adornado con una larga barba plateada, un sombrero que era como un hongo gigantesco aplastado, y lo que para ojos Muggle habría parecido tres capas brillantes pijamas rosadas.

Dumbledore estaba sonriendo, y sus brillantes ojos deslumbraban con una alocada intensidad.

Con algún tropiezo, Harry se sentó en frente del escritorio. Detrás suyo la puerta se cerró con un ruidoso azote.

"Hola, Harry," saludo Dumbledore.

"Hola, Director," Harry replicó. ¿Así que lo trataba de a nombre? Dumbledore le pediría ahora que lo llamara -

"¡Por favor, Harry!" Exclamó Dumbledore. "Director suena tan formal. Sólo llámame Dir que es más corto."

"Por supuesto, Dir," aceptó Harry.

Hubo una pequeña pausa.

"¿Sabes," preguntó Dumbledore, "que eres la primer persona que me toma la palabra en eso?"

"Ah..." Harry titubeó. Intentó controlar su voz a pesar de la brusca sensación de hundimiento en su estómago. "Lo siento, yo, ah, Director, usted me pidió que lo hiciera por eso yo lo hice -"

"¡Dir, por favor!" pidió Dumbledore animadamente. "Y no hay porque sentirse preocupado, no te voy a arrojar por la ventana sólo porque cometiste un error. ¡Te daré varias advertencias primero, si estás haciendo algo mal! Además, lo qué importan no es cómo la gente te habla, es lo que ellos estén pensando."

Él nunca a herido a un estudiante, sólo sigue recordando eso y de seguro no entraras en pánico.

Dumbledore sacó una pequeña caja del metal y la abrió, mostrando unas pequeñas protuberancias amarillas. "¿Caramelos de limón?" invitó el Director.

"Er, no gracias, Dir," rechazó Harry. ¿Darle a un estudiante LSD cuenta como herirlos, o acaso cae en la categoría de inofensiva diversión? "Usted, um, dijo algo sobre que yo era demasiado joven como para invocar las palabras del poder y la locura?" (7)

"¡Qué sin duda lo eres!" Dumbledore afirmó. "Afortunadamente las Palabras del Poder y la Locura se perdieron hace setecientos años y nadie tiene la más mínima idea de cuales son. Sólo fue una pequeña observación."

"Ah..." Harry dijo. Era consciente de que su boca se estaba quedando abierta. "¿Por qué me llamó aquí, entonces?"

"¿Por qué?" Dumbledore repitió. "Ah, Harry, si yo fuera por ahí todo el día preguntando por qué hago cosas, ¡nunca tendría tiempo para hacer ni una sola cosa! Soy una persona muy ocupada, sabes."

Harry asintió, sonriendo. "Sí, fue una lista muy impresionante. Director de Hogwarts, Jefe de Magos del Wizengamot, y Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos. Me disculpo por preguntarlo pero es algo que me ha estado dando vueltas en la cabeza, ¿es posible obtener más de seis horas si usas más de un Giratiempo? Porque es muy impresionante si está haciendo todo eso con tan sólo treinta horas al día."

Hubo otra pequeña pausa, durante la cual Harry estuvo sonriendo. Él estaba un poco aprehensivo, de hecho muy aprehensivo, pero una vez que se había vuelto claro que Dumbledore estaba molestándolo deliberadamente, algo dentro de él se había rehusado absolutamente a sentarse y tomarlo como si fuera un zoquete indefenso.

"Me temo que a el Tiempo no le gusta ser estirado demasiado," explicó Dumbledore tras la ligera pausa, "y aún así nosotros mismos parecemos ser demasiado grandes para él, y por ello es una lucha constante encajar nuestras vidas dentro del Tiempo."

"En efecto," Harry admitió con solemnidad grave. "Es por eso que es mejor llegar a nuestros asuntos rápidamente."

Por un momento Harry se preguntó si él había ido demasiado lejos.

Entonces Dumbledore se rió entre dientes. "Directo al punto deberíamos ser." El Director se inclinó hacia adelante, ladeando su sombrero de hongo aplastado y cepillando su barba contra su escritorio. "Harry, este Lunes tu hiciste algo que debió haber sido imposible incluso con un Giratiempo. O más bien, imposible con únicamente un Giratiempo. ¿De dónde provinieron esos dos pasteles, me preguntó?"

Un voltio de adrenalina se disparó y recorrió Harry. Había hecho eso usando la Capa de Invisibilidad, aquella que le había sido dada en una caja de Navidad con una nota, una nota en la que se podía leer: Si Dumbledore veía una oportunidad para poseer una de las Reliquias de la Muerte él nunca la dejaría escapar de su alcance....

"Un pensamiento natural," Dumbledore prosiguió, "es que ya que ninguno de los estudiantes de primer año presentes no eran capaces de lanzar tal hechizo, alguien más estaba presente, y aún así invisible. Y si nadie más lo podía ver, por ello, sería muy fácil para ese alguien arrojar los pasteles. Uno podría además sospechar que ya que tienes un Giratiempo, tú eras quien estaba invisible; y ya que el hechizo Desilusionador está mucho más allá de tus actuales habilidades, usted tenía una capa de invisibilidad." Dumbledore sonrió en modo conspirador. "¿Estoy siguiendo el rastro correcto hasta ahora, Harry?"

Harry estaba paralizado. Él tenía el presentimiento de que contar una completa mentira no sería lo más sabio, y posiblemente no le ayudaría en lo más mínimo, y no podía pensar en otra cosa más para decir.

Dumbledore sacudió una amistosa mano. "No te preocupes, Harry, no has hecho nada malo. Las capas de invisibilidad no van en contra de las reglas – supongo que son lo suficientemente raras para que nadie se haya molestado jamás en ponerlas en la lista. Pero realmente me estaba intrigando algo completamente diferente."

"¿Oh?" Harry inquirió con la voz más normal que pudo lograr.

Los ojos de Dumbledore destellaron con entusiasmo. "Veras, Harry, después de haber estado en unas cuantas aventuras tiendes a captar este tipo de cosas. Comienzas a ver el patrón, a escuchar el ritmo del mundo. Empiezas a albergar sospechas antes del momento de la revelación. Eres El-Niño-Que-Vivió, y de algún modo una capa invisible llegó a tus manos tan sólo cuatro días después de que has descubierto nuestra Bretaña mágica. Tales capas no estás a la venta en el Callejón Diagon, pero hay una que podría hallar su camino hasta su dueño destinado. Y así que no puedo evitar preguntarme si por alguna extraña casualidad has encontrado no solamente una capa de invisibilidad, sino la Capa de Invisibilidad, una de las tres Reliquias de la Muerte y con la reputación de ocultar a su dueño de los ojos de la Muerte misma." La mirada de Dumbledore era brillante y ansiosa. "¿Puedo verla, Harry?"

Harry tragó con fuerza. Había un gran flujo de adrenalina en su sistema y era enteramente inútil, este era el mago más poderoso en el mundo y no había forma de que el pudiera llegar hasta la puerta y no había lugar en Hogwarts para esconderse incluso si lo lograra, estaba a punto de perder la Capa que había pasado a través de los Potters por quien sabe cuanto tiempo -

Lentamente Dumbledore se recostó en su alta silla. La brillante luz se había ido de sus ojos, y él se veía confundido y arrepentido. "Harry," habló Dumbledore, "si no quieres, sólo tienes que decir que no."

"¿Puedo?" Harry graznó.

"Sí, Harry," aseguró Dumbledore. Su voz ahora sonaba triste, y preocupada. "Es como si me tuvieras miedo, Harry. ¿Puedo preguntarte qué he hecho para merecer tu desconfianza?"

Harry tragó saliva. "¿Hay alguna forma de que usted pueda prometer un juramento mágico vinculante de que usted no se llevará mi capa?"

Dumbledore sacudió su cabeza lentamente. "Los Juramentos Inquebrantables no deben ser usados a la ligera. Y además, Harry, si tú no conoces el hechizo ya, sólo tendrías mi palabra de que el hechizo fue vinculante. Aún así seguramente te das cuenta de que no necesito tu permiso para ver la Capa. Soy lo suficientemente poderoso para tomar la capa por mi mismo, monedero de piel de moke o no." El rostro de Dumbledore era muy serio. "Pero eso es algo que no haré. La Capa es tuya, Harry. No te la arrebataré. Ni siquiera para verla por tan sólo un momento, a menos de que decidas mostrármela. Esa es una promesa y un juramento. De necesitar prohibirte usarla dentro de los terrenos de la escuela, te pediré que vayas a tu bóveda en Gringotts y la guardes allí."

"Ah..." Harry murmuró. Volvió a tragar con fuerza, intentando calmar el flujo de adrenalina y pensar razonablemente. Extrajo el monedero de piel de moke de su cinturón. "Si de verdad no necesita mi permiso... entonces lo tiene." Harry le tendió el monedero a Dumbledore, y mordió su labio con fuerza, enviándose esa señal a si mismo en caso de que fuera Desmemorizado después.

El anciano mago penetró en el monedero, y sin pronunciar ninguna palabra de convocación, sacó la Capa de Invisibilidad.

"Ah," suspiró Dumbledore. "Estaba en lo correcto..." Él dejó caer la brillante malla de terciopelo negro por su mano. "Cientos de años, y aún tan perfecta como el día en que fue hecha. Hemos perdido muchas de nuestras artes con los años, y ahora yo no puedo hacer a cosa como esta, nadie puede. Puedo sentir su poder como un eco en mi mente, como una canción cantada por siempre sin nadie para escucharla..." El mago vio por encima de la Capa."No la vendas," él aconsejó, "no se la des a nadie como posesión. Piensa dos veces antes de mostrársela a cualquiera, y reflexiona tres veces otra vez antes de revelarla como una de las Reliquias de la Muerte. Úsala con respeto, porque es en efecto una Cosa de Poder."

Por un momento la cara de Dumbledore se llenó de anhelo...

...y luego le devolvió la Capa a Harry.

Harry la metió dentro de su monedero.

El rostro de Dumbledore recuperó su seriedad. "¿Puedo preguntar de nuevo, Harry, cómo es que llegaste a desconfiar de mí?"

De repente Harry se sintió avergonzado.

"Había una nota con la Capa," Harry explicó en voz baja. "Decía que usted intentaría quitarme la Capa, si sabía sobre ella. No sé quién dejó la nota, sin embargo, de verdad no lo sé."

"Ya... veo," Dumbledore dijo despacio. "Bueno, Harry, no impugnaré los motivos de quién sea que te haya dejado la nota. ¿Quién sabe pero a lo mejor ellos podrían tener las mejores intenciones? Ellos te dieron la Capa, después de todo."

Harry asintió, impresionado por la comprensión de Dumbledore, y desconcertado por el marcado contraste con su propia actitud.

El anciano mago prosiguió. "Pero tú y yo somos piezas de juego de un mismo color, creo. El niño que finalmente derrotó a Voldemort, y el anciano quien lo detuvo lo suficiente para que tú salvaras el día. No reprimiré tu precaución contra mí, Harry, todos debemos hacer lo mejor para ser sabios. Sólo te pediré que pienses dos veces y reflexiones tres veces más, la próxima vez que alguien te diga que desconfíes de mí."

"Lo siento," Harry se disculpó. Se sentía miserable a esas alturas, él acababa de hacer sentir mal a quien era esencialmente Gandalf, y la bondad de Dumbledore sólo lo estaba haciendo sentir peor. "No tendría porque haber desconfiado de usted."

"Ay, Harry, en este mundo..." El anciano mago sacudió su cabeza. "Ni siquiera puedo decir que fuiste imprudente. Tú no me conocías. Y la verdad hay algunos en Hogwarts en quienes tú no deberías confiar. Quizá incluso algunos que tu llamas amigos."

Harry tragó con fuerza. Eso sonaba bastante ominoso. "¿Como quién?"

Dumbledore se levantó de su silla, y empezó a examinar uno de sus instrumentos, un reloj con ocho manecillas de longitud variable.

Tras unos momentos, el anciano mago habló de nuevo. "Él probablemente te parezca muy encantador," inició Dumbledore. "Cortés – contigo al menos. Bien hablado, tal vez incluso admirable. Siempre listo con una mano auxiliadora, un favor, una palabra de consejo -"

"¡Oh, Draco Malfoy! " Harry exclamó, sintiéndose muy aliviado de que no se tratará de Hermione o algo así. "Oh no, no no no, usted lo entendió todo mal, él no me está convirtiendo, yo lo estoy convirtiendo a él."

Dumbledore se quedó congelado en donde él estaba contemplando el reloj. "¿Tú estás qué? "

"Voy a convertir a Draco Malfoy del Lado Oscuro," Harry explicó. "Ya sabe, hacerlo uno de los buenos."

Dumbledore se enderezó y se volteó hacia Harry. Tenía una de las expresiones más estupefactas que Harry le hubiera visto nunca a alguien, y mucho menos a alguien con una larga barba plateada. "¿Estás seguro," cuestionó el anciano mago tras un momento, "que él está listo para ser redimido? Me temo que cual sea la bondad que creas que ves dentro de él no es más que un pensamiento ilusionado – o peor aún, un señuelo, un cebo -"

"Eh, poco probable," Harry elaboró. "Quiero decir si él está intentando hacerse pasar como uno de los buenos él es increíblemente malo haciéndolo. La cuestión no es que Draco venga a mí siendo todo encanto y yo decidiendo que él debe tener oculto en su interior un núcleo de bondad muy adentro. Yo lo elegí para ser redimido específicamente porque él es el heredero de la Casa Malfoy y si tienes que escoger a una persona para ser redimida, sería obviamente él."

El ojo izquierdo de Dumbledore se crispó. "¿Pretendes sembrar semillas de amor y bondad dentro del corazón de Draco Malfoy porque esperas que el heredero de Malfoy probará ser valioso para ti?"

"¡No sólo para ! " Harry replicó con indignación. "¡Para toda la Bretaña mágica, si esto funciona! ¡Y él mismo obtendrá una vida más feliz y mentalmente más saludable! Mire, no tengo suficiente tiempo como para convertir a todos los que estén en el Lado Oscuro y tengo que preguntarme dónde puede ganar la Luz la mayor ventaja lo más pronto posible -"

Dumbledore se rió. Riéndose más duro de lo que Harry habría esperado, casi aullando. Era positivamente indecoroso. Un anciano y poderoso mago debería reírse en profundos y resonantes tonos, no carcajearse tan duro que terminara por ahogarse. Harry una vez se había caído de su silla mientras veía la película Sopa de Ganso de los Hermanos Marx, y así de duro era como Dumbledore se estaba riendo. (8)

"No es tan divertido," Harry comentó tras un rato. Estaba comenzando a preocuparse por la cordura de Dumbledore otra vez.

Dumbledore se puso bajo control de nuevo con un visible esfuerzo. "Ah, Harry, un síntoma de la enfermedad llamada sabiduría es que empiezas a reírte de lo que nadie más piensa que es gracioso, porque cuando tú eres sabio, Harry, ¡empiezas a entender los chistes!" El anciano mago se limpió las lágrimas de sus ojos. "Ah, yo. Ah, yo. El daño del mal recae a menudo sobre el propio mal."

El cerebro de Harry se tomó un momento para ubicar las familiares palabras... "¡Oiga, esa es una frase de Tolkien! ¡Gandalf la pronuncia!"

"Theoden, de hecho," corrigió Dumbledore.

"¿Usted es hijo de Muggles?" Harry pregunto impactado.

"Me temo que no," respondió Dumbledore, sonriendo de nuevo. "Nací setenta años antes de que ese libro fuera publicado, querido niño. Pero parece que mis estudiantes hijos de Muggles tienden a pensar lo mismo en cierto modo. He acumulado no menos de veinte copias de El Señor de los Anillos y tres colecciones de las obras completas de Tolkien, y atesoró cada una de ellas." Dumbledore sacó su varita y la sostuvo en alto y realizó una pose. "¡No pasarás! ¿Qué tal se ve?"

"Ah," Harry farfulló mientras se aproximaba a un completo apagón cerebral, "creo que le hace falta un Balrog." y las pijamas rosas y el sombrero de hongo aplastado no estaban ayudando en lo más mínimo.

"Ya veo." Dumbledore suspiró y sombríamente enfundo su varita en su cinturón. "Me temo que ha habido pocos preciosos Balrogs en mi vida últimamente. En la actualidad todo es reuniones en el Wizengamot donde debo intentar desesperadamente prevenir que cualquier trabajo sea hecho, y cenas formales donde políticos extranjeros compiten para ver quién es el más obstinado de los tontos. Y ser misterioso con las personas, saber cosas que no habría forma que yo supiera, hacer afirmaciones crípticas que sólo pueden ser entendidas en retrospectiva, y todas las otras pequeñas maneras en que los poderosos magos se divierten a si mismos después de que han abandonado el patrón que les permitía ser héroes. Y hablando de ello, Harry, tengo un cierto algo para entregarte, algo que le perteneció a tu padre."

"¿Así?" preguntó Harry. "Vaya, quien lo habría imaginado."

"Así es en efecto," concordó Dumbledore. "Supongo que es un poco predecible, ¿no es así?" Su cara se volvió solemne. "No obstante..."

Dumbledore regresó a su escritorio y se sentó, abriendo uno de los cajones al hacerlo. Introdujo ambas manos, y, esforzándose un poco, jaló un muy grande y pesado objeto del cajón, el cual luego deposito en su escritorio de roble con un pesado golpe.

"Esta," Dumbledore señaló, "era la roca de tu padre."

Harry se la quedo mirando. Era ligeramente gris, descolorida, de forma irregular, de bordes afilados, e prácticamente una normal y ordinaria gran roca. Dumbledore la había depositado para que reposara en la sección más amplia disponible, pero aún así tambaleaba inevitablemente en su escritorio.

Harry alzó la vista. "Esto es un chiste, ¿cierto?"

"No lo es," negó Dumbledore, sacudiendo su cabeza y viéndose muy serio. "Recuperé esto de las ruinas del hogar de James y Lily en el Valle de Godric, donde también te hallé; y la he guardado desde entonces hasta ahora, para el día cuando te la pudiera pasar."

En la mixtura de hipótesis que le servían a Harry como modelo del mundo, la locura de Dumbledore estaba elevándose rápidamente en probabilidad. Pero aún había una sustancial cantidad de probabilidad localizada en otras alternativas... "Um, ¿es está una roca mágica?"

"No hasta donde yo lo sé," respondió Dumbledore. "Pero te aconsejo con el más grande rigor que la mantengas cerca de tu persona todo el tiempo."

De acuerdo. Dumbledore estaba loco probablemente pero si él no lo estaba... bien, sería demasiado embarazoso meterse en problemas por ignorar el inescrutable consejo del anciano mago. Esa tenía que ser como el #4 en la lista del Top 100 de los Modos de Fallar Evidentes.

Harry dio un paso adelante y puso sus manos sobre la roca, intentando encontrar algún angulo por el cual poderla levantar sin cortarse. "La pondré en mi monedero, entonces."

Dumbledore se quedó paralizado. "Eso puede no ser lo suficientemente cercano a tu persona. ¿Y qué tal si tu monedero de piel de moke se pierde, o es robado?"

"¿Usted piensa que yo sólo debería cargar una gran roca a donde quiera que vaya?"

Dumbledore le otorgó a Harry una mirada seria. "Eso podría resultar ser sabio."

"Ah..." Harry dudo. Se veía bastante pesada. "Pienso que los otros estudiantes me harán preguntas al respecto."

"Diles que te ordené que lo hicieras," propuso Dumbledore. "Nadie te hará más preguntas, ya que todos piensas que estoy loco." Su cara aún estaba perfectamente seria.

"Eh, para ser honesto si usted anda por ahí ordenando a sus estudiantes cargar enormes rocas como que puedo ver porque las personas pensarían eso."

"Ah, Harry," reflexionó Dumbledore. El anciano mago hizo un gesto, un revoloteó de una mano que cubrió todos los instrumentos alrededor del cuarto. "Cuando somos jóvenes creemos que lo sabemos todo, y por ello creemos que si no vemos una explicación para algo, entonces ninguna explicación existe. Cuando somos más viejos nos damos cuenta de que todo el universo trabaja por un ritmo y una razón, incluso si nosotros mismos no lo sabemos. Es únicamente nuestra propia ignorancia lo que nosotros creemos es locura."

"La Realidad siempre tiene leyes," replicó Harry, "incluso si no las conocemos."

"Precisamente, Harry," aseveró Dumbledore. "Entender esto – y veo que tú lo entiendes – es la esencia de la sabiduría."

"Así qué... ¿por qué tengo que cargar esta roca exactamente?"

"De hecho no puedo pensar en ninguna razón," fue la respuesta de Dumbledore.

"...usted no puede."

Dumbledore asintió. "Pero sólo porque yo no pueda pensar en ninguna razón no significa que no haya una razón."

Los instrumentos tintinearon.

"De acuerdo," admitió Harry, "Ni siquiera estoy seguro de que debería estar diciendo esto, pero es que esta simplemente no es la forma correcta de lidiar nuestra admitida ignorancia de cómo funciona el universo."

"¿No lo es?" cuestionó el anciano mago, viéndose sorprendido y decepcionado.

Harry tuvo la sensación de que esta conversación no iba a resultar en su favor, pero él siguió con ella a pesar de ello. "No. Ni siquiera sé si esa falacia tiene un nombre oficial, pero si tuviera que inventar uno yo mismo, sería 'privilegiando la hipótesis' o algo como eso. Cómo puedo poner esto formalmente... um... suponga que tiene un millón de cajas, y únicamente una de las cajas contiene un diamante. Y tiene una caja llena de detectores de diamantes, y cada detector de diamante se encendiera en la presencia de un diamante, y se apagara la mitad de las veces en cajas que no contuvieran un diamante. Si usted utiliza veinte detectores en todas las cajas, usted tendrá, en promedio, usted quedará con un candidato falso y un candidato verdadero. Y luego tomará uno o dos detectores más antes de que usted quede con el candidato verdadero. El punto es que cuando hay muchas respuestas posibles, la mayoría de la evidencia que usted necesita trata solamente en localizar la verdadera hipótesis de un millón de posibilidades – atrayendo su atención en primer lugar. La cantidad de evidencia que usted necesita para juzgar entre dos o tres posibles candidatos es mucho más pequeña por comparación. Así que si usted sólo se adelanta sin evidencia y promueve una posibilidad particular para enfocar su atención, se está saltando la mayoría del trabajo. Como, que usted vive en una ciudad donde hay un millón de personas, y hay un asesinato, y un detective dice, bueno, no tenemos nada de evidencia, ¿por lo que hemos considerado la posibilidad de que Mortimer Snodgrass lo hizo?" (9)

“¿Y lo hizo?" interrogó Dumbledore.

"No," continuó Harry. "Pero luego resulta que el asesino tenía cabello negro, y Mortimer tenía cabello negro, por lo que todos son como, ah, parece que Mortimer lo hizo después de todo. Por lo que es injusto para Mortimer que la policía lo promueva a su atención sin tener buenas razones ya en mano para sospechar de él. Cuando hay muchas posibilidades, la mayoría del trabajo se va sólo en localizar la respuesta verdadera – empezar a prestarle atención a ella. Usted no necesita pruebas, o la clase de evidencia oficial que los científicos o cortes demandan, pero usted necesita alguna clase de pista, y esa pista tiene que discriminar esa posibilidad particular de entre un millón de otras posibilidades. De otro modo usted no puede simplemente coger la respuesta de la nada. Usted ni siquiera puede arrancar una posibilidad valiosa de pensarse de la nada. Y tiene que haber un millón de otras cosas que yo podría hacer además de cargar la roca de mi padre. Sólo porque soy ignorante sobre el universo no quiere decir que estoy inseguro de cómo debería razonar ante la presencia de mi incertidumbre. Las leyes para pensar con probabilidades no dejan de ser de hierro en comparación a las anticuadas leyes que gobiernas la lógica, y lo que usted hizo no es permitido." Harry hizo una pausa. "A menos, por supuesto, que usted tenga alguna clase de pista que no este mencionando."

"Ah," dijo Dumbledore. Poso sus dedos sobre su mejilla, viéndose pensativo. "Un argumento interesante, ciertamente, pero no lo desglosa hasta el punto donde haces una analogía entre un millón potencial de asesinos siendo únicamente uno de ellos quien cometió el asesinato, ¿y elegir uno de los muchos posibles cursos de acción, cuando muchos posibles cursos de acción podrían ser sabios? No digo que cargar la roca de tu padre sea el mejor posible curso de acción, únicamente que es más sabio que no hacerlo."

Dumbledore una vez más se introdujo dentro del mismo cajón del escritorio al que había accedido antes, esta vez parecía que estaba explorando en el interior – al menos su brazo como que se estaba moviendo. "Insistiré," Dumbledore continuó mientras Harry aún estaba intentando elegir cómo replicar a esa completamente inesperada respuesta, "que es un concepto erróneo de los Ravenclaws que todos los niños listos son Seleccionados allí, dejando ninguno para las otras Casas. Esto no es así; ser Seleccionado en Ravenclaw indican que tu eres movido por tu deseo de saber cosas, que no es lo mismo a ser inteligente." El mago estaba sonriendo mientras se doblaba sobre el cajón. "Sin embargo, tú pareces bastante inteligente. Menos como un ordinario joven héroe y más cómo un joven antiguo mago. Creo que pude haber tomado el acercamiento equivocado contigo, Harry, y que tú podrías ser capaz de entender cosas que muy pocos podrían comprender. Así que debería arriesgarme, y ofrecerte otra reliquia familiar."

"No querrá decir..." jadeó Harry. "¿Mi padre... poseía otra roca? "

"Discúlpame," reveló Dumbledore, "aún soy más viejo y más misterioso que tú y si alguna revelación para ser hecha yo haré la revelación, gracias... ¡oh, dónde está esa cosa!" Dumbledore penetró aún más allá dentro del cajón del escritorio, y aún más allá. Su cabeza y hombros y todo el torso desaparecieron adentro hasta que sólo sus caderas y piernas estaban apoyándose afuera, como si el cajón del escritorio se lo estuviera comiendo.

Harry no pudo evitar preguntarse qué tantas cosas habían allí y cómo se vería el inventario completo.

Finalmente Dumbledore se levantó del cajón, agarrando el objetivo de su búsqueda, el cual el ubicó sobre el escritorio al lado de la roca.

Era un usado, de bordes irregulares, comido por los gusanos libro de texto: Elaboración de Pociones Nivel Intermedio por Libatius Borage. Había una foto de un vial humeante en la portada.

"Esto," Dumbledore entonó, "era el libro de texto de Pociones de quinto año de tu madre."

"Que yo debo cargar conmigo todo el tiempo," intervino Harry.

"Que guarda un terrible secreto. Un secreto cuya revelación podría resultar ser tan desastrosa que yo te pido que prometas – y requiero que lo jures seriamente, Harry, sin importar lo que puedas pensar de todo esto – nunca contarle a nadie o o cualquier otra cosa."

Harry sopesó el el libro de texto de Pociones de quinto año de tu madre, el cual, aparentemente, guardaba un terrible secreto.

El problema era que Harry tomaba los juramentos como este muy seriamente. Cualquier juramento era un Juramento Inquebrantable si era hecho por la persona correcta.

Y...

"Me siento sediento," Harry confesó, "y para nada eso es una buena señal."

Dumbledore falló enteramente en realizar cualquier pregunta sobre esta críptica afirmación. "¿Lo juras, Harry?" preguntó Dumbledore. Sus ojos observando los de Harry con intensidad. "De otro modo no te lo puedo contar."

"Yes," aceptó Harry. "Lo juro." Ese era el problema con ser un Ravenclaw. No te podías rehusar a una oferta como esa o tu curiosidad te comería vivo, y todos los demás lo sabían.

"Y yo juro a cambio," se comprometió Dumbledore, "que lo que estoy a punto de contarte es la verdad."

Dumbledore abrió el libro, al parecer al azar, y Harry se inclinó para ver.

“¿Ves esas notas," Dumbledore preguntó en una voz tan baja que casi era un susurro, "escritas en los margenes del libro?"

Harry miró ligeramente de soslayo. Las páginas amarillas describían algo llamado una poción de esplendor de águila, muchos de los ingredientes eran objetos que Harry no reconocía para nada y cuyos nombres no parecían ser derivados del Ingles. Garabateado en el margen estaba una anotación manuscrita que rezaba, ¿me preguntó que pasaría si usaras sangre de Thestral aquí en lugar de las moras azules? e inmediatamente debajo había una replica con diferente manuscrita, te enfermarías por semanas y quizá morirías.

"Las veo," señaló Harry. "¿Qué hay de ellas?"

Dumbledore apuntó al segundo garabateo. "El de esta letra escrita a mano," él confesó, aún en voz baja, "fueron escritos por tu madre. Y esta letra escrita a mano," moviendo su dedo para indicar el primer garabateo, "fueron escritos por mí. Yo me volvía invisible y entraba a su dormitorio furtivamente mientras ella estaba durmiendo. Lily pensaba que una de sus amigas las estaba escribiendo y ellas tenían las más asombrosas peleas."

Ese fue el punto exacto en que Harry se dio cuenta de que el Director de Hogwarts estaba, en efecto, loco.

Dumbledore lo estaba viendo con una expresión seria. "¿Entiendes las implicaciones de lo que te acabo de contar, Harry?"

"Ehhh..." Harry dijo. Su voz estaba como atorada. "Lo siento... Yo... realmente no..."

"Ah bueno," prosiguió Dumbledore, y suspiro. "Supongo que tu ingenio tiene limites después de todo, entonces. ¿Tendríamos que pretender que no te hable sobre nada de esto?"

Harry se levantó de su silla, engalanado con una sonrisa fija. "Por supuesto," Harry habló. "Sabe de hecho se está volviendo muy tarde y tengo un poco de hambre, así que voy a bajar para cenar, de verdad" y Harry se fue en linea recta hacia la puerta.

El pomo de la puerta falló por completo en girarse.

"Me hieres, Harry," reconoció la voz de Dumbledore en tonos más bajos que provenían detrás suyo. "¿No te das cuenta al menos de que lo que te acabo de confesar es una señal de confianza?"

Harry se volteó lentamente.

En frente de él había un muy poderoso y muy loco mago con una larga barba plateada, un sombrero como un hongo gigante aplastado, y vistiendo lo que para ojos Muggle hubieran sido tres capas de brillantes pijamas rosadas.

Detrás de él había una puerta que parecía no querer funcionar en este momento.

Dumbledore se veía bastante entristecido y cansado, como si él quisiera apoyarse en el bastón de un mago que no tenía. "En verdad," dijo Dumbledore, "intentas cualquier cosa nueva en lugar de seguir el mismo patrón cada vez por ciento diez años, y las personas empiezan a correr por todas partes." El anciano mago sacudió su cabeza apenado. "Esperaba más de ti, Harry Potter. He escuchado que tus propios amigos también creen que estás loco. Sé que ellos están equivocados. ¿No creerás lo mismo de mí?"

"Por favor abra la puerta," Harry pidió, su voz temblando. "Si usted quiere que yo confié de nuevo en usted, abra la puerta."

Detrás suyo hubo el sonido de una puerta abriéndose.

"Había más cosas que planeaba contarte," Dumbledore explicó, "y si te vas ahora, no sabrás cuales eran."

A veces Harry odiaba absolutamente ser un Ravenclaw.

Él nunca a lastimado a un estudiante, le recordó el lado Gryffindor de Harry. Sólo sigue recordando eso y asegúrate de no entrar en pánico. No vas a salir corriendo únicamente porque las cosas se están poniendo interesantes, ¿o sí?

¡No puedes alejarte corriendo del Director! Gritó su parte Hufflepuff. ¿Qué tal si él empieza a reducir Puntos de Casa? ¡Él podría hacer tu vida escolar muy difícil si decide que no le caes bien!

Y una pieza de si mismo que a Harry no le gustaba mucho pero no se las podía arreglar para silenciarla estaba reflexionando sobre las ventajas potenciales de ser uno de los pocos amigos de este loco anciano mago quién además resultaba ser el Director, Jefe de Magos, y Jefe Supremo. E infortunadamente su Slytherin interior era mucho mejor que Draco en convertir a las personas al Lado Oscuro, porque estaba explicando las cosas como pobre tipo, parece que necesita alguien con quien hablar, ¿no es así? Y tú no quieres que un hombre tan poderoso termine por poner su confianza en alguien menos virtuoso, ¿o sí? y me preguntó que clase de increíbles secretos Dumbledore podría revelarte si, ya sabes, te vuelves su amigo e incluso puedo apostar que el debe tener una colección de libros muy interesante.

Todos ustedes son un puñado de lunáticos, Harry pensó hacía toda la asamblea, pero había sido vencido en una votación por unanimidad por cada parte que era un componente de si mismo.

Harry se volteó, dio un paso hacia la puerta abierta, la alcanzó, y deliberadamente la cerró de nuevo. Era un sacrificio sin costo teniendo en cuenta que se iba a quedar de todos modos, Dumbledore podría controlar sus movimientos de todos modos, pero quizá impresionaría a Dumbledore.

Cuando Harry regresó vio que el poderoso mago loco estaba sonriendo una vez más y se veía amistoso. Eso era bueno, tal vez.

"Por favor no haga eso de nuevo," Harry aseveró. "No me gusta estar atrapado."

"Lo lamento mucho, Harry," dijo Dumbledore en lo que sonaba como un tono de sincera disculpa. "Pero sería terriblemente tonto dejarte ir sin la roca de tu padre."

"Por supuesto," Harry concordó. "No era razonable de mi parte esperar que la puerta se abriera sin que hubiera puesto los objetos de misión en mi inventario."

Dumbledore sonrió y asintió.

Harry fue hacia el escritorio, volteó su monedero de piel de moke al frente de su cinturón, y, con algún esfuerzo, se las arregló para levantar la roca con sus brazos de once años y la absorbió.

Pudo sentir el peso disminuir lentamente mientras el encantamiento de Boca Ampliada se comía a la roca, y el eructo que lo siguió fue muy ruidoso y tuvo un distintivo sonido de lamento.

El libro de texto de Pociones de quinto año de tu madre (que guardaba un secreto que en efecto era terrible) siguió poco después.

Y luego el Slytherin interior de Harry hizo una taimada sugestión para congraciarse con el Director, la cual, para su mala suerte, había sido perfectamente inclinada de tal forma que había logrado ganarse casi todo el apoyo de la facción Ravenclaw.

"Así que," Harry inició. "Um. Mientras estoy por aquí, ¿supongo que no le molestaría darme un recorrido por su oficina? Estoy un poco curioso por lo que algunas de estas cosas hacen," y ese fue su acuerdo para el mes de Septiembre.

Dumbledore lo contempló fijamente, y luego asintió con una diminuta mueca. "Me siento halagado por tu interés," reconoció Dumbledore, "pero me temo que no hay mucho que decir." Dumbledore dio un paso hacia la pared y señaló a la pintura de un hombre durmiente. "Estos son retratos de antiguos Directores de Hogwarts." Se volteó y apuntó a su escritorio. "Este es mi escritorio." Apuntó a su silla. "Esta es mi silla -"

"Discúlpeme," Harry interrumpió, "me estaba preguntando sobre estos." Harry apuntó a un pequeño cubo que estaba susurrando suavemente "blorple... blorple... blorple". (10)

"Oh, ¿las pequeñas supercherías?" comprendió Dumbledore. "Venían junto con la oficina del Director y no tengo absolutamente ni la más mínima idea de lo que hacen la mayoría. Aunque este reloj con ocho manecillas cuenta el número de, digamos estornudos, que tienen las brujas zurdas dentro de los bordes de Francia, no creerías cuánto trabajo tomó precisar eso. Y este con los cachivaches dorados es mi propia invención y Minerva nunca, jamás va a descubrir qué es lo que está haciendo."

Dumbledore dio un paso hacia el perchero mientras Harry aún estaba procesando esto. "Aquí por supuesto tenemos el Sombrero Seleccionador, creo que ustedes dos ya se conocieron. Me dijo que bajo ninguna circunstancia debía ser puesto de nuevo sobre tu cabeza. Eres sólo el estudiante número catorce en la historia al que se le ha dicho eso, Baba Yaga fue otra y te contaré sobre los otros doce cuando seas mayor. Esto es una sombrilla. Esto es otra sombrilla." Dumbledore caminó un poco y se dio la vuelta, ahora sonriendo ampliamente. "Y por supuesto, la mayoría de las personas que vienen a mi oficina quieren ver a Fawkes."

Dumbledore estaba de pie al lado del ave sobre la plataforma dorada.

Harry se acercó, muy confundido. "¿Este es Fawkes?"

"Fawkes es un fénix," aclaró Dumbledore. "Muy raras, muy poderosas criaturas mágicas."

"Ah..." Harry soltó. Bajó su cabeza y miró dentro de los diminutos, ojos negros decorativos, que no mostraban signos del más pequeño poder o inteligencia.

"Ahhh..." Harry volvió a decir.

Él estaba muy seguro de reconocer la forma del ave. Era muy difícil fallar.

"Umm..."

¡Di algo inteligente! La mente de Harry se rugió a si misma. ¡No te quedes parado farfullando tonterías!

¿Bueno qué rayos se supone que diga? La mente de Harry replicó.

¡Lo que sea!

Te refieres, a cualquier cosa además de "Fawkes es una gallina" -

¡Sí! ¡Lo que sea menos eso!

"Así que, ah, ¿qué clase de magia hacen los fénix, entonces?"

"Sus lágrimas tienen el poder de sanar," Dumbledore contestó. "Son criaturas de fuego, y se mueven entre todos los lugares tan fácilmente como el fuego puede extinguirse en un lugar y propagarse en otro. El tremendo esfuerzo de su magia innata envejece sus cuerpos rápidamente, y aún así están tan cerca a la inmortalidad como cualquier criatura que exista en este mundo, porque cuando sus cuerpos les fallan ellos se inmolan a si mismos en una explosión de fuego y dejan atrás un nonato, o algo como un huevo." Dumbledore se acercó e inspeccionó la gallina, quedándose paralizado. "Hm... se ve un poco paliducho, me parece."

Para cuando esta afirmación se registro por completo en la mente de Harry, la gallina ya estaba ardiendo en llamas.

El pico de la gallina se abrió, pero no tuvo tiempo para nada más que un solitario graznido antes de que empezara a marchitarse y arder. La llamarada fue breve, intensa, y enteramente
auto-suficiente; no había olor de quemadura.

Y luego el fuego murió segundos después de haber iniciado, dejando detrás un diminuto, patético montón de cenizas sobre la plataforma dorada.

"¡No te veas tan horrorizado, Harry!" exclamó Dumbledore. "Fawkes no ha sido lastimado." La mano de Dumbledore se introdujo en un bolsillo, y luego la misma mano procedió a examinar entre las cenizas y mostró un huevo amarillento. "¡Mira, aquí está el huevo!"

"Oh... guau... asombroso..."

"Pero ahora de verdad tenemos que encargarnos de nuestros asuntos," Dumbledore propuso. Dejando el huevo detrás en las cenizas de la gallina, él regresó a su trono y se sentó allí. "Casi es momento de cenar, después de todo, y no quisiéramos tener que usar nuestros Giratiempos."

Hubo una violenta lucha de poder en el Gobierno de Harry. Slytherin y Hufflepuff habían intercambiado bandos tras ver al Director de Hogwarts encender fuego a una gallina.

"Sí, cosas," se movieron los labios de Harry. "Y luego la cena."

Estás farfullando tonterías otra vez observó el Crítico Interno de Harry.

"Bueno," Dumbledore dijo. "Me temo que tengo una confesión para hacer, Harry. Una confesión y una disculpa."

"Las disculpas son buenas" ¡eso ni siquiera tiene sentido! ¿De que estoy hablando?

El anciano mago suspiró profundamente. "Puede que no sigas siendo tan comprensivo tras escuchar lo que te voy a decir. Me temo, Harry, que te he estado manipulando toda tu vida. Fue yo quien te consigné al cuidado de tus malvados padrastros -"

"¡Mis padrastros no son malvados!" espetó Harry bruscamente. "¡Mis padres, quiero decir!"

"¿No lo son?" Dumbledore cuestionó, con aspecto sorprendido y decepcionado. "¿Ni tan siquiera un poco malvados? Eso no encaja en el patrón..."

El Slytherin interior de Harry gritó al máximo de sus pulmones mentales, ¡CÁLLATE IDIOTA ÉL TE APARTARÁ DE ELLOS!

"No, no," corrigió Harry, labios helados en una mueca espantosa, "Estaba intentando ahorrarle la pena, la verdad es que ellos son muy malvados..."

"¿Lo son?" Dumbledore se inclinó, mirándolo fijamente y con intensidad. "¿Qué te hacen?"

Habla rápido "ellos, ah, tengo que hacer platos y lavar problemas y no me permiten leer un montón de libros y -" (11)

"Ah, bueno, eso es bueno de escuchar," opinó Dumbledore, recostándose de nuevo en su silla. Sonrió con alguna especie de tristeza. "Me disculpo por eso, entonces. ¿En dónde iba? Ah, sí. Lamento reconocer, Harry, que soy responsable por virtualmente todo lo malo que te haya ocurrido jamás. Sé que esto probablemente te pondrá muy enojado."

"¡Sí, estoy muy enojado!" fingió Harry. "¡Grrr!"

El Crítico Interno de Harry prontamente le concedió el Premio de Todos los Tiempos por la Peor Actuación en la Historia de Siempre.

"Y quiero que sepas," Dumbledore prosiguió, "que quería contarte esto tan pronto como fuera posible, en caso de que algo le suceda a uno de nosotros, que de verdad, verdaderamente, lo lamento. Por todo lo que ya ha pasado, y todo lo que pasará."

Humedad brillaba en los ojos del anciano mago.

"¡Y estoy muy enojado!" dijo Harry. "¡Tan enojado que quiero irme de inmediato a menos de que usted tenga algo más para contarme!"

¡Sólo VETE antes de que te encienda en fuego a ti! chillaron Slytherin, Hufflepuff, y Gryffindor.

"Lo entiendo," clamó Dumbledore. "Una última cosa entonces, Harry. No debes intentar entrar por la puerta prohibida en el corredor del tercer piso. No hay forma de que pudieras traspasar todas las trampas, y no quisiera escuchar que te lastimaste por intentarlo. Porque, dudo que tan siquiera pudieras abrir la primera puerta, ya que está bloqueada y tú desconoces el hechizo Alohomora -"

Harry se volteó y se retiró hacia la salida a máxima velocidad, el pomo de la puerta giro agradablemente en su mano y luego estaba bajando corriendo la escalera en espiral mientras estas giraban, sus pies casi trastabillando sobre ellos mismos, en tan sólo un momento él estaba en el fondo y la gárgola se estaba haciendo a un lado y Harry se disparó por el hueco de la escalera como una bala de cañón.

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Harry Potter.

Tenía que haber algo sobre Harry Potter.

Era Jueves para todos, después de todo, y aún así esta clase de cosas no parecían ocurrir a nadie más.

Eran las 6:21pm del Jueves en la tarde cuando Harry Potter, disparándose desde el hueco de escalera como una bala de cañón y acelerando a máxima velocidad, se estrelló directamente contra Minerva McGonagall cuando ella estaba doblando la esquina para dirigirse hacia la oficina del Director.

Afortunadamente ninguno de los dos resultó muy herido. Como le había sido explicado a Harry más temprano ese día – antes cuando él se estaba rehusando a ir a cualquier lugar cerca de una escoba de nuevo – el Quidditch necesitaba Bludgers de hierro sólido para tener una oportunidad decente de lastimar a los jugadores, ya que los magos eran mucho más resistentes que los Muggles a los impacto.

Tanto Harry como la Profesora McGonagall terminaron en el piso, y los pergaminos que ella había estado cargando quedaron esparcidos por todo el corredor.

Hubo una terrible, terrible pausa.

"Harry Potter," exhaló la Profesora McGonagall desde donde yacía en el suelo al lado de Harry. Su voz se elevó hasta ser casi un chillido. "¿Qué estaba haciendo en la oficina del Director?"

"¡Nada!" chirrió Harry.

"¿Estabas hablando sobre el Profesor de Defensa?"

"¡No! ¡Dumbledore me llamó allí y me dio esta gran roca y dijo que era de mi padre y que tendría que cargarla en todo lugar!"

Hubo otra terrible pausa.

"Ya veo," dijo la Profesora McGonagall, su voz un poco más calmada. Ella se levantó, se alisó la ropa, y miró fijamente los pergaminos desperdigados, los cuales saltaron para formar una pila ordenada y se apoyaron contra la pared del corredor para esconderse de su mirada. "Mis simpatías, Sr. Potter, y me disculpo por dudar de usted."

"Profesora McGonagall," Harry suplicó. Su voz era temblorosa. Se empujó del suelo, se levantó, y se quedo viendo a su confiable, cuerdo rostro. "Profesora McGonagall..."

"¿Yes, Sr. Potter?"

"¿Cree que debería?" Harry pregunto con ahogada voz. "¿Cargar la roca de mi padre adonde quiera que vaya?"

La Profesora McGonagall suspiró. "Eso es entre usted y el Director, me temo." Ella titubeó. "Diría que ignorar al Director por completo casi nunca es prudente. Lamento escuchar de su dilema, Sr. Potter, y si hay alguna forma en la que le pueda ayudar con lo que decida hacer -"

"Um," Harry intervino. "Estaba pensando que una vez sepa cómo, podría Transformar la roca en un anillo y usarlo en mi dedo. Si usted pudiera enseñarme cómo mantener una Transformación -"

"Es bueno que me haya preguntado primero," la Profesora McGonagall lo cortó, su cara creciendo un poco en severidad. "Si pierdes control de la Transformación la reversión cortaría tu dedo y probablemente rasgaría mano en dos. Y a tu edad, incluso un anillo es un blanco demasiado grande para que tu lo mantengas indefinidamente sin ser un gran desangramiento sobre tu magia. Pero puedo mandar a forjar un anillo para ti con una cavidad para una joya, una pequeña joya, en contacto con tu piel, y puedes practicar a mantener un objeto seguro, como un malvavisco. Cuando lo hayas mantenido exitosamente, incluso en tu sueño, por todo un mes, te permitiré Transformar, ah, la roca de tu padre..." la Profesora McGonagall se fue perdiendo. "De verdad el Director -"

"Sí. Ah... um..."

La Profesora McGonagall suspiró. "Eso es un poco extraño incluso para él." Ella se detuvo y recogió el montón de pergaminos. "Lamento esto, Sr. Potter. Me disculpó de nuevo por haber desconfiado de usted. Pero ahora es mi turno de ver al Director."

"Ah... buena suerte, Supongo. Eh..."

"Gracias, Sr. Potter."

"Um..."

La Profesora McGonagall caminó hacia la gárgola, habló de modo inaudible la contraseña, y se introdujo dentro de la giratoria escalera en espiral. Ella comenzó a elevarse por fuera de la vista, y la gárgola empezó a regresar -

"¡Profesora McGonagall el Director le prendió fuego a una gallina!"

"Él qu-"




Capítulo 16             Capítulo 18

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Notas del traductor


(2) “Hufflepuffle” es un juego de palabras para insultar a los de esta escuela, se podría traducir como “Esponjado enojadizo.” En este link pueden leer un articulo muy interesante pero breve sobre los nombres de los fundadores

(3) “Slytherslime” es un juego de palabras que se podría traducir como “Sabandija rastrera.”


(5) Bonita referencia a Star Wars, ¿cierto?

(6) “Que tiene forma convexa por ambos lados, como la semilla de una lenteja.” Tomado de aquí.

(7) LSD


(9) Mortimer Snodgrass es el nombre de una tienda online canadiense, que debe su nombre al perro labrador dorado del dueño. Y no tengo ni idea de porque lo utilizan aquí, debe ser divertido por alguna razón que se me escapa. Aquí pueden encontrar la tienda

(10) Creo que esto es una referencia a Battlestar Galactica, pero no estoy seguro porque no soy un gran conocedor de la franquicia ._.

(11) No, no es un error en la traducción, así está en el original, me imagino que el perturbado Harry confundió resolver problemas (probablemente matemáticos) con lavar los platos.

Habría sido más genial haber subido este capítulo el Jueves, mismo día en que transcurre este fatídico día, pero lastimosamente hubo un apagón en mi barrio y perdí todo un día para traducir. Espero que me sepan disculpar pues fueron causas de fuerza mayor.
Llámenme pervertido, pero no creo que los “estornudos” realmente fueran eso ;)
Y la roca, la condenada roca. Primero me recordó un chiste de los Simpsons, ese donde Lisa le vende una roca a Homero para espantar a los tigres... Pero teniendo en cuenta terribles eventos que ocurrirán en capítulos futuros, me pregunto si en realidad era como el entrenamiento que Goku y Krilin hicieron con el Maestro Roshi, cargando los caparazones de tortuga...
Loquin hizo un comentario sobre el capítulo anterior, sobre no entender la parte final. Creo que puedo responderte, pero es un SPOILER, así que quienes no se hayan leído el primer libro no sigan leyendo: ten en cuenta que Quirrell es Voldemort, esas tres palabras en mayúsculas representan la extraña conexión que hay entre Voldemort y Harry y que pueden hacerse daño si los dos tan sólo llegan a tocarse. Espero haber resuelto tu inquietud :)
Y como extra, les dejó otra versión de dinosaurusgede para este capítulo que la verdad se me hizo muy divertida :D

Esta era la Rocanrola de tu padre
"Esta era la Rocanrola de tu padre." Fuente original




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