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sábado, 31 de enero de 2015

Asesinato Premeditado

Un cuento de terror para antes de dormir


Yo cometí el crimen perfecto cuando tenía 17 años. Ahora que estoy en mi cama, moribundo, quiero revelarlo. Para presumir, y para demostrar que no tengo miedo de la justicia divina. Porque no creo que ningún castigo me espere del otro lado. Tuve dinero y mujeres. Mi última alegría será esta, vanagloriarme.

No tengo mucho tiempo ni energías, debo ser breve, para ello organizo mi historia así: motivos, métodos y resultados.

Mi abuela, la madre de mi difunta mamá, no quería darnos dinero porque temía que mi padre lo despilfarrara con su afición a las drogas y a las prostitutas. Mi padre se había vuelto un obstáculo que era necesario remover. Odiaba a mi padre porque siempre nos descuido, Mi mamá se suicidó a causa de él, y mis hermanos y yo pasamos mucha hambre por él. Quería venganza para tener paz de espíritu, y su herencia para tener lleno el estómago.

Como mi abuela se rehusaba a darle dinero, mi padre nos forzó a mendigar en la calle para conseguir dinero, no para comer, sino para sus vicios. La amabilidad de unos vecinos nos mantuvo con vida.

Para sacar de quicio a mi padre, convencí a mis hermanos de no salir a pedir más limosna, sino quedarnos en la casa y hacer oficio. Principalmente barrer y trapear. Eso enloqueció a mi padre. Sin importar cuanto nos amenazara, reprendiera y golpeara, no dimos el brazo a torcer. Él era el tipo de hombre que le gustaba quejarse todo el tiempo, excepto cuando estaba drogado.



Sin recursos, la desesperación de mi padre fue creciendo. Un día trajo unos hombres para vendernos sexualmente. Lo hizo el día que yo había esperado. El día que justamente yo había traído a un policía para que viera lo malo que era nuestro padre. Con su pistola e insultos, el policía se llevó a nuestro padre y a los otros pervertidos a prisión.

Una vez que mi abuela nos llevó a vivir con ella, ahorré dinero del que ella nos regalaba hasta comprar una cámara fotográfica, de esas que produce fotos instantáneas. Retraté nuestros momentos más felices, y detrás escribí cartas para nuestro padre en las que hacía énfasis en lo felices que eramos.

Envié una foto tras otro, hasta que recibí noticia de que mi padre se había suicidado. Me felicité a mi mismo por haberlo arrinconado, y me dispuse a ser feliz.

Antepenúltimo capítulo de Mad Father, creo


Vídeo de hoy en mi canal, regresa Mad Father en lo que, espero, sean los últimos tres episodios. Espero que el final me impresione mucho.


Mad Father Niña Muñeca Espiritu
Mad Father Parte 9: Muchas Muertes

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