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martes, 3 de febrero de 2015

Rezo Final

Un breve cuento de locura y muerte


Me arrodillé ante la estatua de Jesucristo usando paños menores, heridas sangrantes y una mirada de dolor. ¿Suplica a su padre en el cielo que lo liberé del tormento? ¿O es que le pica la corona de espinas en su frente?

—Señor, perdóname mis pecados —me persigné y me levanté.

Me habían rodeado, la congregación en pleno estaba sobre mí. Criaturas grotescas, sucias, malolientes, ojos voraces, garras. La fugaz esperanza de que les estuviera prohibida la entrada en terrenos sagrados se marchitó; habían profanado la casa de Dios con su presencia. Ellos leyeron mis pensamientos, se rieron de mí ingenuidad, se acercaron.

Encomendé mi alma a Dios. Me olvidé de mi cuerpo. No dejaría que se salieran con la suya, yo podía ver lo que eran en realidad. Saqué la pistola; su munición no era ordinaria, se trataba de balas remojadas en agua bendita. Abrí fuego. Les disparé entre los ojos, rojos, demoníacos, mentirosos. No cayeron. Siguieron avanzando. Habían cambiado mis balas. No dejé de disparar. Ellos no se detuvieron. Tampoco dejaron de sonreír.

...


...Conmocionados se han declarado los feligreses de la parroquia de San Sebastián por lo ocurrido el día de ayer, cuando el sacerdote Rubiel ha disparado a los asistentes de la misa de domingo. Milagrosamente, ninguna de las siete personas que resultaron impactadas por los proyectiles resultaron heridas de gravedad. A pesar de las pesquisas de la policía, el padre Rubiel aún no ha sido encontrado.

Nota de autor

No recuerdo una razón particular para escribir este cuento. Creo que lo escribí para responder a una pregunta interna, ¿por qué un sacerdote perdería los estribos y atacaría  a sus feligreses? Lo que no puedo responder, es de dónde nació esa duda y por qué.

Mad Father Conclusión


Siempre experimento alegría cuando llego al final de un vídeojuego.

Con eso dicho, reconozco que el final de Mad Father me tomó por sorpresa. Soy alguien que prefiere los finales felices, y aunque me hayan informado que este es el final feliz, no me gusta la forma en que Aya termina. Evaluándolo como escritor, tiene sentido que las cosas culminen de ese modo. Mas como el jugador que pasó horas luchando para salvar a Aya y su loco padre, me siento estafado.

Una vez más reitero mis agradecimientos a quienes me acompañaron a lo largo de esta aventura. Es diferente llegar al final de una serie que hace que te involucres tanto. Sientes que una parte de ti se queda en el juego.

No creo que vaya a olvidar con facilidad las desventuras de Aya.

chico rubio beso frente
Mad Father Final: Todo Para Nada

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