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jueves, 12 de enero de 2017

Mi teoría del bien, el mal y la neutralidad


niños vulnerables
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Mi teoría del bien, el mal y la neutralidad


Creo que el 15% de las personas son auténticamente buenas, y otro 15% son realmente malvadas; el resto, el 70%, son simplemente neutrales.

No hay estudio alguno que apoye mi hipótesis, y dudo mucho que llegue a existir, pues si les preguntas a las mismas personas, la mayoría de ellas responderán que son buenas. Además, las escalas de moralidad varían de un individuo a otro.

En lo personal, consideró bueno a alguien que tenga en alta estima tanto el bienestar ajeno como el propio, y que estén dispuestos a entrar en acción para hacer lo correcto. Cuando pienso en malvados, me refiero a violadores, asesinos, y más sujetos de esa ralea. La definición de neutralidad es más complicada; para mí son individuos egoístas que no buscan hacer ni el bien ni el mal a otros, pues sólo les interesan sus propias necesidades, placeres y seguridad: en el fondo les tienen sin cuidado los demás, aunque a menudo se ven forzados a fingir bondad para no ser estigmatizados como malvados por la sociedad.

Llegué a ésta creencia empíricamente. Aunque sin sustento científico, es para mí una verdad subjetiva que me ha ayudado mucho al momento de interactuar socialmente con otros. Aceptar que a la mayoría de personas realmente no les importa mi vida, es un paso necesario para pisar dentro de la realidad.

Hablando de estadísticas personales, otra que manejo tiene que ver con el porcentaje de niños y niñas abusados sexualmente. Si bien todos los estudios que he leído al respecto estiman que la cifra sea mayor considerando los casos no denunciados, ni la más alarmante de las investigaciones es tan pesimista como yo.

Me temo que cada 2 de 3 niños han experimentado alguna clase de abuso sexual, y que por eso vivimos en un mundo tan egoísta. Si los dos tercios de la población sufren un trauma tan grande desde la infancia, no es de extrañar que al crecer la mayoría sólo se preocupen de sí mismos; mientras que un puñado se inspira del dolor para buscar ayudar a otros; y otro puñado se convierten en monstruos tan horribles como los que los lastimaron a ellos, perpetuando el ciclo de abuso una generación tras otra.

Y no creo que haya afortunados, porque el tercio restante que no fue abusado sexualmente, con toda seguridad tienen al menos un ser querido que sí pasó por la terrible experiencia, y no sería de extrañar que sea una persona amargada. ¿Y quién puede ser feliz cuando sus seres queridos no lo son?

Creo que para generar un cambio de impacto en la sociedad, el primer paso sería prevenir las violaciones. ¿Pero cómo? Es demasiado fácil para un violador salir impune. No puedo pensar en un método realista para prevenir ésta atrocidad. En un vídeo que hice hace poco, reflexionando sobre el crimen de YulianaSamboní, expuse unas cuantas alternativas al castigo tradicional (cadena perpetua, condena a muerte, castración química, experimentación humana) pero la verdad es que no veo a los gobiernos del mundo poniéndose de acuerdo para enfrentar éste problema, que en mi opinión es prioritario.

Una vez más, los intereses particulares se interponen en el camino de un mundo mejor.



Escrito entre el 7 de Enero y el 11 de Enero de 2017.

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